sábado, 3 de febrero de 2007

No usar el nombre del pobre en vano (usarlo para algo)


Los defensores de la gratuidad de la enseñanza, especialmente desde la izquierda, argumentan que se trata de un derecho de los pobres. Olvidan sin embargo que un derecho no es solo una abstracción, es también el modo en que se concreta. Y las estadísticas demuestran que los pobres son una minoría de la población universitaria.

Entonces los pobres no están usando el derecho. No parece coherente defender el sistema actual de gratuidad en su nombre.

Se supone que la izquierda tiene sentido porque está de lado de los marginados, por lo tanto debe ir en contra de todo lo que genere exclusión. Y la situación actual eso genera, precisamente. ¿No debería estar la izquierda en contra del sistema actual de gratuidad de la enseñanza por excluyente?

Por otro lado, los que apoyan el proyecto llaman la atención sobre lo injusto que resulta que los pobres acaben subvencionando a la clase media, la gran beneficiada de la situación. Piden racionalidad: la clase media no requiere este apoyo, puede pagar y debe ser solidaria para con su universidad y para con los que no pueden pagar. El Estado, ahorrando un poco, quizá pueda gastar un poco más en la educación básica, que sí beneficia a los más pobres.

En esta propuesta se habla de los pobres que no estudian y se propone entonces que la clase media pague. Pero esta relación no es lógica ¿cómo va a beneficiar a los chicos pobres que no están estudiando el que los muchachos de colegios particulares paguen?

Si el diagnóstico es que los pobres no acceden al derecho, no es culpa del derecho, sino del sistema que se ha previsto para cumplirlo (es como recortar el acceso a la justicia porque el sistema de administración de justicia funciona mal).

¿No es más coherente con el diagnóstico promover el acceso de los sectores más pobres a la universidad, desarrollando verdaderas reformas y acciones afirmativas (cosas serias)? ¿No habría que fortalecer el derecho mediante su desarrollo y no recortarlo porque no funciona bien?

Eso huele a aprovechar el pánico.

Parece que también desde el Estado y los sectores neoliberales se utiliza a los pobres demagógicamente, para avanzar en el proyecto macro de reducir las responsabilidades del Estado al mínimo y dejarlo todo al bolsillo de la gente y al mercado.

Al final, los pobres son una pobre ficción. Todos los utilizan. Pero no se ve cómo se van a beneficiar de tanta buena fe.

De prosperar esta iniciativa, al final, tendremos una situación en la que el pobre seguirá igual, sin llegar a la universidad (solo que ahora no existirán instituciones viejas en su nombre), y la clase media que no pagaba (o sea la inmensa mayoría de la población universitaria) ahora pagará sus boletas.

La Universidad, que actualmente solventa el 40% de su presupuesto, incrementará este porcentaje un poco. Y el Estado, seguirá ahorrando y dejando sus responsabilidades (¿cuánto estará dispuesto a invertir el Estado en educación?, ¿estará bien pagar el 10% el 5% el 1% del presupuesto de la universidad "pública"?).

En el peor de los casos, la buena fe producirá un resultado discriminatorio. Como el Estado ahorrará en la universidad, podrá gastar mejor en la educación básica, que es la que necesitan prioritariamente los pobres. Así, el paraíso: la clase media pagando universidad y los pobres contentos con su quinto de media.

En realidad, el problema que está intentando solucionar este proyecto de ley es de dónde sacar para solventar la educación superior, porque el Estado no quiere meter plata. Lo de los pobres es solo retórica.

José Carlos Agüero

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