viernes, 19 de enero de 2007

DOS MARCHAS, VÍCTIMAS IGUALES


Para hoy viernes y para el domingo por la mañana han sido convocadas dos marchas, ambas por organizaciones de familiares de víctimas del periodo de violencia política, con igual derecho para expresar su dolor, su opinión y su contrariedad por el olvido en que por igual, los han tenido el Estado y la sociedad.


Una de las marchas, la de hoy, convocada por la organización de de familiares de víctimas del terrorismo, Afavit, reclama un referendum que decida la ampliación de la pena de muerte para sentenciados por terrorismo, así como para violadores. Pide además que se retiren las cuarenta piedras con los nombres de los miembros de SL asesinados en el Penal de Canto Grande que se encuentran en "El ojo que llora", y rechaza la sentencia de la CIDH.


Esta visión pone énfasis en la indignación ante lo que consideran (y sienten) como un homenaje y recompensa a los miembros de SL o el MRTA que dieron muerte a sus familiares. Centra su atención asimismo, en lo difícil y aparentemente irracional que resulta el pedido de compartir el mismo espacio físico, social y imbólico con los que siguen considerando enemigos o culpables de sus penas.

La marcha del domingo es su antítesis. Está convocada por organismos de familiares de víctimas, como de La Cantura, Cofader y El Frontón, es decir, mayoritariamente víctimas del Estado. Ellos llaman a defender el "El ojo que llora", promoviendo una visión que no distinga entre calidades de víctimas, no busque revanchas y llama a ser tolerantes y comprender el dolor de todas las víctimas, sin prioridades, sin bandos.

Más allá de la mucha o la poca razón que puede asistirles, qué es un asunto discutible, lo que es indiscutible es su derecho a decir lo que piensan y reclamar por igual, cuando sienten que lo más íntimo que tienen (su dignidad) es violentado (Dejemos de lado esta vez la manipulación política que pueden hacer algunos poderes antidemocráticos).

Eso es lo terrible de esta situación, que los más débiles, los vulnerables de todas las guerras, al final, 10, 15, 20, 25 años después siguen sufriendo, siguen siendo manoseados, y se enfrenten, familiares de policías pobres contra familiares de estudiantes o campesinos pobres, víctimas contra víctimas.

Hay que reclamar por que no se destruya el Ojo que Llora, sin duda, esa es nuestra posición, pero hay que exigir sobre todo otras cosas más: que el Estado cumpla su deber de hacer justicia y reparar a todos los afectados; que repare con la debida diligencia, pues una acción que no es oportuna pierde su sentido y prolongar esta situación de expectativa es potencialmente conflictiva; que ningún actor político utilice el tema y lo subordine a sus intereses y cálculos políticos; y finalmente, que ninguna iniciativa, del Estado o la sociedad civil, deje de considerar el punto de vista de los involucrados, previamente. Pues la reconciliación no se impone ni siquiera por la fuerza de la razón.

José Carlos Agüero
IPRODES
Fotos: Aprodeh y Agencia Peruana de Noticias

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