viernes, 30 de marzo de 2007

¿Y ahora quién podrá defendernos... del aborto? Chespiritooo


Chespirito ha salido a utilizar su imagen pública para oponerse a la despenalización del aborto en México. En un spot transmitido por Televisa ha contado esta historia:

“Hola, soy su amigo Chespirito. Cuando estaba yo en el vientre de mi madre, ella sufrió un accidente que la puso al borde de la muerte. El médico le dijo: ‘Tendrás que abortar’. Y ella respondió: ‘¿Abortar yo? Jamás’. Es decir, defendió la vida, mi vida. Y gracias a ello estoy aquí”.

Hace unos años circulaba por Lima un folletito con una historia similar, pero que contaba la historia de un niño que se sabía iba a sufrir indeciblemente desde que fue parido. El folletito preguntaba a una supuesta mujer ¿habría sido mejor abortarlo? Sí, respondía la interrogada. Felicitaciones, culminaba el folletito: usted acaba de matar a Beethoven.

En una página web puedo leer que "Alguna vez leì una historia en la cual se le reclama a Dios el por què permitìa tantos males en el mundo, como la pobreza, las enfermedades,la guerra,la desesperanza... por qué no enviaba a las personas que pudiesen solucionar estos males, a lo que Dios contestò que El sì habìa enviado a estas personas... pero que nosotros, el mismo ser humano se habìa encargado de eliminarlos antes de que naciesen..."

En la misma página puede leerse:

"Tambien Christian Castro pudo haber sido abortado porque en la epoca de su madre Veronica Castro ser madre soltera era mas dificil y habriamos perdido a uno de los mejores cantantes".

Lo que aunado a la desgracia mencionada de Beethoven, habría sido un golpe irreparable para la historia de la música.

El tema del aborto es controversial y en definitiva, se trata de un conflicto de derechos, y resulta dificil establecer hasta qué línea prevalece el derecho de la mujer y dónde se garantizan los derechos del futuro niño.

Estar a favor o en contra del aborto y practicarlo o no, es tema de cada quien. Pero lo que tiene que ver con lo público es que el estado debe velar por la salud de las mujeres que actualmente, en número de cientos de miles anualmente, se someten a abortos clandestinos en situaciones de riesgo. Y un mínimo es despenalizar la práctica en aquellos casos en que se compromete la vida de la mujer o el feto no tiene viabilidad.

El aborto desde luego, no es algo agradable y no caben defensas celebratorias. Pero tampoco cabe mirar para otro lado como si negando el aborto moralmente el problema de salud pública desapareciera.

Chespirito tiene derecho a opinar, claro, pero por esa vía de razonamiento tan simpática las mujeres que sufren un aborto tienen la culpa de todas las culpas, porque por ellas no ha venido tanto santo y profeta al mundo, o quién sabe Cristo otra vez.
Y eso es mucho.

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